Vélez Sarsfield

Cuando hace exactamente un mes todo el pueblo fortinero abarrotó las calles de la Ciudad en una demostración inclaudicable de amor infinito, además de celebrar el Centenario de esta pasión, renovó los votos para que el 2010 sea un año repletó de alegrías. El sueño absoluto de la Libertadores vive en la mente de todos y se aloja en las mismas entrañas de la anatomía velezana que poseemos. Sin embargo tampoco era cuestión de desatender el Clausura; tenemos plantel de sobra y el recambio suficiente para encarar todo lo que esté por delante aunque en el camino seguramente se deba priorizar esa ilusión que nos obsesiona. Ya lo había manifestado Gareca: antes del inico de la Copa hay tres partidos y nueve puntos en juego vitales para hacer un colchón que permita mirar el horizonte con una perspectiva positiva. Por eso tuvo gusto a poco este empate incoloro ante un adversario amarrete y especulador (no por nada lo dirige un perdedor por naturaleza) que encontró el negocio que vino a buscar. No se pudo desenmarañar ese tejido y eso también es responsabilidad propia. Porque cuando lo teníamos para el cachetazo y era para definirlo, se bajo el pié del acelerador en señal de conformismo y se expuso mortalmente un zapallazo de contra que pudieran meter. Dicho y hecho, se pagó caro aquello y nos virlaron dos puntos de las manos. Aún no jugando como todos esperábamos, la cosa estaba para terminar con una sonrisa y nó con una mueca de fastidio. Pretemporada, dureza, falta de ruedo; se pueden buscar excusas pero lo cierto es que el gusto a poco que quedó en el paladar es indisimulable.
En el rubro de las buenas quedó la gran labor de Torsiglieri ratificando que es una gran esperanza a futuro cuando haya que reemplazar a Otamendi como en esta ocasión y, más allá del infortunio del penal, las ganas y el empeño de Silva en su regreso corriendo a todas, luchando y abanicando todo el frente de ataque. Hay que pulir detalles de sincronización en defensa y ajustar las clavijas en el medio para volver a ser el equipo confiable que todos pretendemos. El recorrido recién se inicia y confiamos en que así será.
Los estadísticos recuerdan otras primeras fechas donde también se empató y se erró un penal y después el destino nos encontró dando la vuelta. Que esa coincidencia sea una bendición, pues. No hay tiempo ni de pestañar y ya el martes hay revancha para comenzar la levantada. Así será.