Vélez Sarsfield

Era indispensable, vital, crucial, la recuperación luego de haber arrancado una semana gris. Que había comenzado una semana atrás en la Boca con una actuación para el olvido y con la bronca de que siempre pasa lo mismo cuando hay que visitar el barrio del mal olor. Que continuó con un paso en falso por la Copa en el primer partido de la llave y que ahora sí hacían encender las alertas. ¿Cómo podía ser que el equipazo que nos hacía sentir invencibles y que era el centro de elogio de todo el mundillo futbolero, haya caído en un tobogán tan abrupto?. Claro, en el fútbol se gana y se pierde, pero la manera de caer es lo que nos llamó la atención a todos los que creemos que Nuestro Fortín es el más completo de todos para encender la ilusión y el anhelo de gloria.

Por eso la cuestión de actitud para avasallar al equipo del embustero llorón, ese mismo al que dejamos en descenso directo para prolongarles la agonía. El cambio de mentalidad fue fundamental, seguramente hubo un compromiso a fuego entre jugadores y Cuerpo Técnico de que esta era la inmerojable oportunidad para el despegue. Era triunfo y punta otra vez, al cabo. Y así fue nomás, con un resultado que pudo/debió ser más amplio, con actuaciones superlativas en lo individual y armonía en el conjunto. Si tenemos a este Tanque Silva endemoniado siempre jugamos con uno más, si el Burrito Martínez es el socio ideal y cada día juega mejor, las chances de lastimar se acrecientan y ahí Vélez hace la difrencia. Pulgar para arriba para Bella que no le pesó ir de entrada en una parada brava, veremos si conformó a Gareca como para ganarse el puesto o se le respetará el mismo a Fernández que viene con un nivel en declive. Lástima la baja de Somoza, pero a la par también está un pulpo como Razzotti que hará que no sienta aquella ausencia.
El sábado visitamos al indeseable y es otra prueba de fuego, como todas lo serán. Si la actitud se mantiene como se debe no debiera haber problemas; juego es lo que sobra. Aliento también. Por eso vamos a copar el Bajo como siempre para que la cima siga teniendo forma de “V”.