Puro corazón

Qué coctail de sensaciones nos tuvimos que tomar contra Unión Española… Una mezcla de sentimientos fuertes, que terminó con el sabor explosivo del triunfo. Aquí, un repaso cronológico por sus ingredientes:

1. La tranquilidad del principio: El 1-0 llegó para paliar ciertas dudas… los chilenos no eran tan blanditos como imaginábamos, presionaban mucho, pero aún así doblegarlos de entrada permitía vaticinar que aflojaran con su ritmo… nada más equivocado.

2. La bronca del empate: El baldazo de agua fría de la igualdad se vivió con más enojo que angustia. Dio la impresión de deberse a los descuidos defensivos, que ya habían dejado mano a mano a Cordero con Montoya apenas comenzado el partido, que al castigo por falencias estructurales. La preocupación era más matemática que futbolística: el gol de visitante y su peso en una serie igualada alimentaban hipótesis son gusto a injusta eliminación.

3. Los fantasmas de la derrota: Cuando vimos correr a Ramírez tras ese fallido tiro libre a favor empezó la pesadilla. Ahí nos dimos cuenta de que la rotación es insuficiente, de que Unión Española nos planteó muy bien el partido (¡y que junto con la estrategia del Tolo Gallego puede servir de ejemplo y avivar a los próximos rivales!), que Papa estaba bloqueado, que Domínguez y Otamendi no transitan por su mejor momento, que en el mediocampo se erraban pases increíbles, que Cristaldo necesita tener demasiadas chances para aprovechar una… Después de mucho tiempo, un pesimismo bien fundado asoló Liniers. Para todos menos para el equipo.

4. El ingenio de Gareca: Y ahí apareció el gran Tigre. Con su imagen que emana tranquilidad y sus decisiones que abundan en sapiencia, el DT se la jugó y acertó en todo. Somoza inyectó precisión y empuje en el medio, y arriba Caruso y Zárate experiencia y peso ofensivo. El empate y el desahogo llegó de atropellada, y ya sonaba suficiente por el tiempo de juego pese a que en los papeles seguía siendo un mal negocio.

5. La epopeya de Zárate: El desenlace, fuerte y sorpresivo, llegó con el regreso del Roly a la redes. Con el aliciente de todo lo que él significa, la victoria impensada fue posible. El telón se bajó entonces con la euforia por el triunfo y el agradecimiento para con un histórico símbolo del gol en Vélez. El sabor final fue a puro corazón.

Sin embargo, no hay que desatender lo que sucedió antes del epílogo. Sin zozobra, es cierto, sería imposible disfrutar de la grata sensación del desahogo. Pero la labor del cuerpo técnico deberá intentar llevarla al mínimo. Hay material para no sufrir de esa manera.

Comentarios (3)

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    daniel v

    Creo que el equipo no vio como jugaba UE, en cambio parece que el DT observo el partido contra Independiente. El equipo Chileno es mucho menos que Boca, y sin embargo a este se lo bailo. Si hubieran jugado con la misma concentracion que con el xeneixe, la historia hubiera sido otra. Hay que estar muy atentos a estos planteos, como el rojo y los chilenos, me parece que todos nos van a jugar asi.

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    catulo

    Dejemonos de joder con el pedido de rotacion a tan solo seis partidos jugados,son todos jugadores entrenados para la alta competencia.Supuestamenta jugar dos veces por semana seria totalmente accesible para los jugadores.Otra cosa seria pedir rotacion despues de 12o14 partidos contando los dos torneos obviamente.Saludos.

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    Matías Trujillo

    Coincido con Marisa en todos los conceptos.
    Hay que estar preparados para jugar cada vez mas seguido con equipos que se nos paren de contra. Igual para el partido de vuelta, unión española va a tener que salir a ganar, y ahí creo que si andamos derechos, el partido es un trámite.
    Saludos.