Vélez Sarsfield

Abr 27 2012
Hacía falta una victoria sólida, de esas que sacuden la modorra hacia dentro y hacia afuera, para desnudar un puñado de verdades en torno a este equipo de Vélez. Fue en La Plata, en un horario insólito, donde afloraron algunas cuestiones más claras que nunca, que no habría que dejar pasar para lo que viene.

La primera, es que con el Burrito Martínez en buen nivel el equipo tranquilamente puede candidatearse para cualquier torneo. Confirmamos empíricamente que no se olvidó de jugar, que todavía sabe gambetear para adelante y que recuerda patear al arco contrario (en realidad, todos estuvieron mucho más resueltos para resolver jugadas, seguramente a pedido de Gareca). ¿Queda alguna duda de que con un Burrito así el ataque es cosa seria?

La segunda, es que el mejor socio de Martínez en este plantel es Insúa, por supuesto también si se empeña en mantenerse en un nivel de aceptable para arriba. El Pocho se enchufó por completo y fue una pesadilla para Estudiantes. Sin embargo, en ambos casos habrá que prender velas por los dos motores que mueven a cualquier jugador: que mantengan la confianza y que el físico los acompañe.

La tercera verdad puede sonar dolorosa, aunque no por eso es menos cierta. Cabral le ganó el puesto a Zapata. Gareca podrá insistir con el Chapa por todo lo que significa, pero lo cierto es que su reemplazante natural se muestra atento, impasable y útil en ataque, con tendencia creciente con el correr del los partidos, cada vez que le toca jugar. No nos ilusionemos en el breve plazo: Zapata fue reservado para la Copa y Cabral estuvo en cancha los noventa minutos. Hoy, está claro quién es el titular para el Tigre. Ojalá cambie de idea pronto.

La cuarta tampoco es una verdad cómoda. Obolo está sumando demasiado poco. El tema de los goleadores siempre es igual: pasan períodos peleados con el gol y cuando se destapan se convierten en irreemplazables. De todas formas, si no lo hubiéramos visto en otros equipos, tendríamos serias dudas sobre si en verdad se trata de un goleador. El problema surge cuando comienzan las instancias vitales, cuando sacarlos del equipo puede aplastarlos psicológicamente o cuando el que viene atrás pide pista. Particularmente, no lo veo indiscutible a Pratto, aunque quizás profundizar un régimen más claro de “titularidad mixta” resulte positivo para ambos, aprovechando los dos torneos.

Y ya en el plano de los hipotético, podemos imaginar lo que significaría para este equipo volver a ver asiduamente a sus figuras en su mejor nivel. Se ganó de punta a punta en el Estadio Unico, ante un rival golpeado, pero mostrando un juego que hace mucho no se le veía al Fortín. El equipo fue inteligente también y combinó sus mejores pasajes con su nuevo pragmatismo en el complemento, cuando debió ahorrar fuerzas y mantener la ventaja. Y eso que faltó un imprescindible como Augusto Fernández. Quizás, si todos se proponen dejar todo, haya motivos cada vez más concretos para ilusionarse.